Un viaje difícil



R
odolfo propone realizar un viaje con su hija Josefina de 7 años, su esposa Laura y la mascota de su hija llamada Luna , una perra muy fiel.
A mitad de camino comenzó a preocuparse por la nafta cuando notó que hacía más de 4 hs que no cruzaba ningún vehículo y veía casas solas, caminos interminables y la noche que comenzaba a caer. Los atemorizaba la posibilidad de que él y su familia tuvieran que pasar la noche en medio de la desolación.
    Al rato vio camino de tierra que desviaba hacia la derecha y pensó que debía llegar a algún pueblo. Después maldijo mil veces la decisión de viajar.
    A poco de andar el motor dejó de funcionar, salió del auto y miró a su alrededor, muy mal humorado con su familia.
    Luego caminó 500 metros y vio un techo con tejas rojas.
    Sonrió porque pensó que todo cambiaría. Golpeó las manos y lo atendió un anciano.
    Buenas noches señor, dijo con gesto refinado tratando de olvidar el momento que estaba pasando. El anciano lo miró sorprendido. Lo invitó a pasar antes de que terminara de explicar lo sucedido. La expresión del anciano era de gran cansancio así que no estaba como para atender con demasiada cortesía. El anciano le ofreció pasar la noche ahí  aconsejándole que fuera mejor esperar  al otro día para buscar nafta en una estación de servicio que estaba a 60 km de ese lugar. Rodolfo manifiesta nuevamente su enojo por la distancia, y no tener medios para llegar a buscar nafta. El anciano le pide calma a Rodolfo y explica que cortando por medio de las malezas es más cerca el camino y de nada le serviría su enojo porque alteraba a su esposa e hija y ellas realmente no tenían culpa de ese viaje ya que fue él quien las invitó a esa travesía. Rodolfo tomó con calma las palabras sabias del anciano y agradece las hermosas expresiones de consejos.  Así tuvieron un hermoso regreso a su hogar  y en el agradecimiento a este anciano lo llevaron a vivir a su casa para que no esté más solo en esas lejanías.
                                                                         F I N 
Por: Juan Pablo Velázquez

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