Caperucita la ladrona


H
abía una vez un lobo llamado Lucas, al cual le encantaba usar una capa color roja, de los power rangers, por eso todos lo conocían como el lobo de la capa roja.
  Un día Lucas decide ir a visitar a su abuela enferma, que vivía al otro lado del bosque. Así, el pequeño lobo le pide permiso a su madre, y esta lo deja pero con la condición de que se fuera con uno de sus guardaespaldas, ya que el bosque era peligroso. Éste acepta la condición y se lleva a Cacho su guardaespaldas.
  Luego de salir de la casa se suben a un Audi y se adentran en el bosque. Al llegar al bosque, se encuentran con una chica que les pregunta hacia dónde se dirigían y Lucas le responde que a la mansión de su abuela enferma. Entonces la chica, que tenía puesta una caperuza roja piensa en que si tenían una mansión, tendrían que tener mucho dinero y que, si engañaba al lobo, podría robarle a la abuela.
  Entonces la chica les dice que deberían  tomar el camino de la derecha que era más corto, lo cual era mentira. El lobo confiado decide hacerle caso e irse por el camino que en realidad era más largo, dándole a la chica el tiempo suficiente para llegar a la casa de la abuela, encerrarla y prepararse para la llegada del lobo.
  Así cuando el lobo llega a la gran mansión de su abuela, toca el timbre y desde un altavoz se escucha una voz que le pregunta, quién es. Lucas le contesta y de repente la puerta se abre dejándolo pasar. Lucas inmediatamente se dirige a la habitación de su abuela y luego de charlar un rato con ella se da cuenta de que no era su abuela. La chica comprende  que el lobo se había avivado y lo empieza a correr. Cuando estaba a punto de encerrarlo con su abuela, el guardaespaldas la atrapa, dejándola sin escape.
  Al final, el lobito a pesar de todo deja que Caperucita Roja, como le decían a la joven, viva con su abuela y que la cuide. Y lo más sorprendente fue que Caperucita se iba a casar y que invitó a todos los familiares de Lucas

                                                                                                                                   F I N
    Por: Camila Degollada                

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