La caprichosa Cenicienta


H
ubo una joven muy bella y muy egoísta, que no tenía padres, sino una madrastra demasiado buena que complacía todos los caprichos de Cenicienta, la joven. Cenicienta también tenía dos hermanastras, que ella las trataba como si fueran sus sirvientas.
  Un día, el intendente del pueblo mandó un mensaje por celular a todo el pueblo invitando a toda la gente a un gran baile. Cenicienta, al enterarse de la noticia le dijo a sus “sirvientas” que vayan al centro a comprarle un hermoso vestido para ir al gran acontecimiento, pero las pobres hermanastras no encontraron ninguna ropa que le agrade a la caprichosa joven.
  Llegó el día del baile y Cenicienta no sabía qué usar,  pero de pronto apareció un hada bastante extraña para la joven. El hada le dijo a la joven que le daría un vestido y unos zapatos hermosos y le haría un peinado muy bonito, con la condición de que deje ir a su madrastra y a sus hermanastras al baile y de que nunca más las trate mal. La joven aceptó la condición del hada y así esta, con su varita mágica le brindó a Cenicienta las hermosas prendas.
  Cenicienta accedió a llevar al baile a su madrastra y sus hermanastras en su limusina blanca.
  Al llegar al baile Cenicienta y sus hermanastras se enamoraron del hijo del intendente, inmediatamente la joven fue a bailar con el chico, pero lo que no soportó Cenicienta fue que sus “queridas” hermanastras bailaran con el joven que a ella tanto le agrado. Cuando el DJ paró la música y toda la gente fue a probar los bocadillos, Cenicienta agarró un tarro que tenía bebida y se lo tiró a sus pobres hermanastras.
  Las ahora mojadas chicas se pusieron tan tristes que comenzaron a llorar y la caprichosa joven recordó lo que le dijo el hada. El vestido, el peinado, los zapatos y algunos accesorios comenzaron a desaparecer y, Cenicienta empezó a correr para que nadie la vea pero mientras bajaba las escaleras se le salió uno de sus hermosos zapatos.
  Al día siguiente Cenicienta les pidió perdón a sus hermanastras y les prometió nunca más volver a ser egoísta o caprichosa.
  El hijo del intendente fue a la casa de las jóvenes y de la madrastra con el zapato de Cenicienta y al devolvérselo a su dueña la invitó al cine y la joven aceptó.

                                                        F I N
Por: Paz Gallo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

GRACIAS POR PASAR Y DEJAR TU HUELLA!!

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.