EL BAÚL DE LOS RECUERDOS: AÑO 2007

ALGUNAS POESÍAS RESCATADAS:


La amistad es como una flor
que se abre en primavera
y se cierra en la pelea.
                       * * * *
            
 En el cielo las estrellas
 en el campo las espinas
 mi amistad con la tuya
 va a durar toda la vida.
                         * * * *

La amistad es como una luna blanca
que llena el alma de esperanza,
siempre hay alguien en quien confiar
solo hay que esperar,
paciencia hay que tener
para a alguien comprender.
                              * * * *
           
 Un amigo es como el pan
 que siempre te satisface,
 siempre te dice la verdad
 y desea que nunca faltes.
                             * * * *


Autores: f. gonzález, a. també, n. briguera, f. ochoa, a. heredia, g. pachiarotta, n. heredia y c. segurado, 1º “a” 


Y ALGUNOS CUENTOS BIEN GUARDADOS: 


El patito feo


   En un lago nacimos varios patitos, pero yo era diferente a los otros. Mis hermanos no querían jugar conmigo, mi madre me consolaba pero todos se burlaban de mi fealdad.
   Un día yo estaba cansado de tanto desprecio y burlas. Hice un bultito con mi ropa y me fui de mi casa sin que nadie me viera. Caminé y nadé durante días y noches, buscando un nuevo hogar. Cada vez me alejaba más y mi madre me llamaba con mucha pena. Pasó mucho tiempo. Mis hermanos veían que yo no regresaba y mi madre lloraba, entonces comprendieron cuánto me querían.
   Entonces mis hermanos salieron a buscarme y les preguntaron a todos por mí. Un día se encontraron con un bello y esbelto cisne al que le preguntaron por mí… y les dije: “soy yo!”
   Ellos me miraron sorprendidos y comprendieron la causa de la diferencia, yo no era un pato, era un cisne! Mis hermanos entendieron que podíamos ser buenos amigos y me convencieron de que volviera a mi casa, donde habíamos nacido todos juntos. Cuando mi madre me vio llegar, me abrazó fuerte y llorando de alegría, dijo a todos: “debemos amarnos y respetarnos siempre, aunque haya diferencias, pues todos somos importantes y no hay que mirar solamente el aspecto exterior”.
Fin

Versión de Nayla Larcher, 1º “A”



El lobo y los tres chanchitos


  Yo era propietario en el bosque de un terreno muy grande y me disponía a hacer una casa. Cuando llegué con todos los materiales (ladrillos, cal, herramientas, etc.) me encontré con tres chanchitos, uno pequeño, otro mediano y otro más grande.
   El pequeño estaba haciendo una casa de paja, el mediano, una de madera y el grande, una de ladrillos. Yo les dije que se fueran de ahí, que eran usurpadores, pero ellos me desafiaron, me dijeron que me largara, que no era más mi terreno. Me enojé mucho y los amenacé con que si no se iban, yo soplaría sus casas hasta derribarlas. Pero ellos se rieron en forma burlona. No soporté más así que soplé la casa del pequeño, al derribarla el pequeño huyó hacia la casa del mediano, derribé esta casa también pero me costó más. Los dos chanchitos entonces se fueron a la casa del más grande, soplé y soplé y no la pude derribar, y por tanto soplar me desmayé. Cuando desperté, estaba en una celda. Los chanchitos me denunciaron por destruir propiedad ajena!!! Cuando quise contar la verdadera versión de la historia, nadie me creyó, y decían que yo era un lobo malo…

Fin


Versión de Fernando Tulián, 1º “A”



Hansel, Gretel y la Bruja


   Había una vez una señora a la que un día se le aparecieron en su casa dos niños muy flacos, los invitó a pasar y a quedarse con ella pero los niños le tenían miedo, pues creían que era una bruja y que quería engordarlos para comérselos.
     Los niños se llamaban Hansel y Gretel, y la señora sentía mucha pena por ellos. A cambio de la comida, ella les pidió que la ayudaran a hacer los trabajos de la casa. Pero un día, Gretel empujó a la señora adentro de una jaula, entonces los niños aprovecharon para llevarse los ahorros de la señora y se fueron corriendo a su casa. Sus padres se pusieron muy contentos al ver a sus hijos.
     Pocos días después, la señora fue a la casa de Hansel y Gretel y les dijo a los niños que si necesitaban ese dinero, se lo podían haber pedido, que no había necesidad de robárselo. Y los niños comprendieron que la señora no era una bruja…

Fin

Versión de Juan M. Fernández, 1º “A”




El pastorcito de la montaña

Un niño llamado David, cuidaba todos los días sus ovejas y vivía en un pueblito de montaña. Un día apareció un niño del lugar y le dijo: _¿Necesitas ayuda? _No, gracias, exclamó. Horas más tarde, llegó otro pequeño y le dijo algo parecido: _Si necesitas ayuda, nosotros te auxiliaremos, pero él les respondió: _No, gracias. Cuando se hizo de noche, David no creía que algún lobo atacara su rebaño, pero para su sorpresa un lobo apareció de repente y comenzó a gritar: _¡Un lobo!... ¡Que viene el lobo! Pero nadie vino a socorrerlo y el lobo se comió la mitad de su rebaño…
   Entonces, David se puso a pensar que lo habían engañado y que no les haría más caso… y se quedó muy triste pues había perdido la mitad de su rebaño…  

Fin

Versión de María P. Roldán, 1º “A”



La cenicienta



   Yo vivía en un lejano país con mi madre, mi hermana, mi padrastro y mi hermanastra, Cenicienta. Ella era muy mala conmigo.                                                                                                  
   Un día recibimos una invitación para el baile del palacio real. Cenicienta se robó mi vestido favorito y lo rompió… Mi madre entonces no la dejó ir al baile y eso enfadó mucho a Cenicienta. Pero ella se hizo la víctima  y convenció a su Hada Madrina para que le concediera un deseo, y así le entregó un magnífico vestido, zapatitos de cristal y una bella carroza.
     Durante el baile, el príncipe elegiría a su esposa. El bailó toda la noche con Cenicienta sin sospechar cómo había llegado al baile…al final se casó con ella! Al menos yo no la vi por unas semanas pues se habían ido de luna de miel.

Fin


Versión de María A. També, 1º “A” 



Blancanieves y los siete enanitos


   Yo vivía en un hermoso castillo, con mi esposo y mi hijastra, llamada Blancanieves. Un día la descubrí con mi espejo en sus manos, este espejo me informaba sobre las necesidades del pueblo. Como la puerta estaba entreabierta, la escuché cuando le preguntó a mi espejo quién era la más bella del reino, y mi espejo le contesto: “¡tu madrastra!” Blancanieves se enojó, tiró el espejo y lo rompió. Salió corriendo tan enojada que ni me vio.
    Al anochecer nos informan a mí y a mi esposo que Blancanieves se había escapado del castillo. Yo estaba desesperada y mandé a un hombre de confianza a buscarla y traerla de vuelta. El hombre se fue y tardaba mucho en volver. Mientras esperábamos noticias, llegó un señor enanito que vivía en el bosque y me comentó que al llegar a su pequeña casita encontraron a una muchacha joven durmiendo en sus camas y al despertarla se enojó y los obligó a que le cocinaran, también los amenazó para que fueran a trabajar a la mina o si no les iba a destruir su casita. Yo no podía creer que fuese mi hijastra!
    Al otro día preparé una poción mágica en una manzana para que Blancanieves se volviera más buena y me disfracé de señora vieja. Fui hacia la casa que me dijo el enanito, golpeé la puerta y por una ventanita de la puerta se asomó Blancanieves y me dijo: _”¿Qué quiere vieja molesta?” _”Vengo a darle una manzana muy rica de mi quinta” le contesté. Ella se pasó la lengua por los labios como si tuviera hambre, me abrió la puerta y me dijo: _”Está bien, pero dame una mitad nada más”. Le dí la mitad de la manzana que tenía la poción y se desmayó. Entonces la llevé de vuelta al reino y cuando se despertó… ¡Hay Dios santo! ¡Estaba más mala que antes! Lo que pasó es que es tan mala que no poción no le había hecho efecto… Tuve que llamar a un hechicero y dijo que la solución sería ponerla en una caja de cristal en el bosque hasta que llegue el príncipe azul, la bese y la convierta en buena.  Mi esposo aceptó la propuesta y le hicimos caso al hechicero. La dejamos en el bosque dentro de la caja de cristal y mientras mi esposo se alejaba, yo me quedé llorando por ella. Cuando me estaba yendo, vi llegar a un hermoso muchacho que abrió la caja y besó a mi hijastra. ¡Qué feliz que estaba! Blancanieves subió al caballo del príncipe y se fueron juntos.
    Tiempo después recibí una carta de Blancanieves que decía que solamente se había ido con el príncipe porque era el hijo del rey. Me puse muy triste pues ni lo que había dicho el hechicero cambió a Blancanieves. Cuando fui al pueblo, todos me señalaban porque ella había comentado que yo era mala, que había mandado a matarla y que la había engañado con una manzana para intentar envenenarla y que los enanitos habían llorado mucho por ella cuando la creían muerta… todas mentiras! Cuando quise decir la verdad nadie me creyó y quedé con el papel de mala, porque ninguno de los siete enanitos contó jamás la verdad por miedo a la venganza de Blancanieves…

Fin

Versión de Anahí Ochoa, 1º “A”



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